10 fortalezas que debe tener un empresario
Esta revista, que circula en línea, nos comparte en su edición 18 un decálogo que nos recuerda cosas como que desplegar estrategias de comunicación no garantiza que los clientes nos vayan a comprar, pero no hacerlo sí garantiza que nadie nos compre y que el éxito es el resultado del 1 por ciento de inspiración y el 99 por ciento de transpiración. A continuación un extracto de éste interesante artículo publicado originalmente en junio del presente año.
Los emprendedores y empresarios venimos de todos los géneros, tamaños, formas y colores, somos tan distintos que parecería imposible encontrar características que sean transversales, sin embargo las hay: los emprendedores y empresarios queremos ser los dueños de nuestro propio destino, queremos generar riqueza y queremos dejar huella, y de hecho pude detectar varios factores comunes que en realidad nos hacen muy iguales a los grandes emprendedores y empresarios del mundo, de estos factores he escogido 10 como las fortalezas que debe tener o desarrollar un empresario.
En la práctica algunas tendrán más fuerza que las otras, pero el ideal es el equilibrio entre todas.
1. Espíritu e intuición comercial
Cuando se menciona la palabra “comercial”, nos estamos refiriendo específicamente a tres cosas: el mercadeo que es comprender y diseñar; la venta que es construir estructuras de colocación y de captación; y el servicio, que es la materialización estratégica y operacional de una propuesta de valor enfocada el cliente.
Para un emprendedor-empresario estas tres cosas no generan ninguna confusión. El concepto de “espíritu comercial” no es nada metafísico ni esotérico; es una disposición permanente a la venta y al servicio y es algo que se vuelve tan natural que a veces ni uno mismo sabe que cuenta con ese atributo.
2. Lógica perceptual
Implica la capacidad de ver lo que otros no ven. Un emprendedor-empresario ve la realidad, el presente y el futuro con ojos inquisitivos siempre alertas y desplegando en su mente cada posibilidad. Algunos le llaman a esto olfato para los negocios, malicia indígena o intuición, sin embargo, el único atributo real es el de estar atentos, percibirlo todo y preguntarlo todo.
Le denominamos a esto “lógica perceptual” porque existe un método para “mirar y entender” las múltiples relaciones entre los procesos, los recursos y las personas en el presente y la capacidad de proyectarlas o prospectarlas hacia el futuro.
3. Lógica numérica
Es posible que esta persona haya sido un pésimo estudiante de matemáticas y todavía así, se gane la vida con ellas, regularmente sin darse cuenta. Las personas que viven su vida a través de una lógica matemática tienen “cierta” conciencia de todo lo que se puede medir: el tiempo y el dinero, los procesos y los recursos, aunque algunas veces su debilidad sean las personas.
4. Lógica procesal y sistémica
Aunque en ocasiones es un tipo de lógica que puede ser lenta, es la lógica de la estrategia pues se concentra en el cómo de las cosas. También es un método que implica no tragar entero, pedir siempre mucha información y construir mentalmente “protocolos” de ejecución y de solución. Por ejemplo: una persona puede pensar en una máquina recolectora de café, un emprendedor empresario verá en su mente un mapa de restricciones y dificultades y un camino para encontrar soluciones, no sólo pensará en la máquina. La lógica procesal le da al emprendedor-empresario ese atributo de ser capaz de resolverlo “casi” todo, pues al pensar en proceso y en operaciones, es capaz de analizar las múltiples posibilidades y de calificar las alternativas hasta encontrar la óptima.
Es esta lógica procesal y sistémica la que le permite crear las organizaciones y volverlas competitivas; prever y construir las múltiples relaciones que existen entre los procesos empresariales, cómo deben ser ejecutados y medidos y saber de antemano qué resultado deben dar.
5. Lógica emocional
El optimismo, la determinación, el coraje, el ser persistentes, insistentes, la pasión por lo que hacemos, se fundamentan en una autoestima sólida y a prueba de personas indolentes y negativas.
Después de lo mucho que hemos escuchado sobre inteligencia emocional y de cómo una persona debe aprender a reconocer sus propias emociones (lo cual es absolutamente necesario, para un emprendedor) hay algunos elementos claves a tener en cuenta como el manejo de la presión, la tolerancia a la frustración y al fracaso, el incremento del umbral del dolor, la sutileza en el conflicto y el manejo de la ansiedad por obtener el éxito.
6. Lógica relacional y capacidad de influencia
Son muy pocas las cosas de la vida que se pueden lograr estando solos. Regularmente, como sujetos, pertenecemos a un sistema que es interdependiente y que estructura flujos y circuitos de relaciones enmarcados en escenarios específicos, el problema se presenta cuando debemos y queremos pasar de un escenario a otro. Es decir, la sociedad nos pone en un lugar y nos pone limitantes y debemos ser capaces de desbordar esos limitantes para sacar adelante nuestros proyectos.
Lo primero es que cosas que en apariencia son simples, tales como salir a conseguir recursos o salir a vender, se ven como grandes hazañas para la persona que apenas empieza. Hablarle a extraños, dirigirse a un gerente de una compañía, incluso acercarse a un banco para conseguir un crédito, pueden ser situaciones atemorizantes y que realmente no debieran tomarse a la ligera. El día que esto no le cause estrés, preocúpese pues el exceso de confianza le puede hacer fallar.
Lo segundo es que nadie necesita lo que no conoce y por muy buena que sea su propuesta de valor, si el cliente no se entera de que su empresa existe cómo le va a comprar. Lo hemos dicho así: desplegar estrategias de comunicación no garantiza que los clientes le vayan a comprar, pero no hacerlo sí garantiza que nadie le compre. Este es otro aspecto que un emprendedor-empresario debe fortalecer: su capacidad de comunicarse con su mercado, con sus clientes; encontrar los públicos de interés y crear un ecosistema de relacionamiento.
Esto nos lleva a un tercer aspecto: lo que nosotros conocemos como redes sociales en realidad son un medio de comunicación en red que se le denomina social por lo masivo. Para un emprendedor, una red social funciona por fuera de internet y son todas aquellas personas que de un modo u otro aportan a que su idea de negocio se concrete y tenga éxito; y para él es obligatorio construirla. Este tipo de red requiere del emprendedor una fuerte orientación al reconocimiento y a la recompensa pues esta competencia personal lo hará un sujeto visible y deseable para tener en un círculo social.
Y un cuarto aspecto es la capacidad de convertir conocidos en seguidores reales. Esta es la principal característica del liderazgo: el hecho de ser el dueño, ser el administrador o el gerente no nos hace líderes, es el hecho de que otros crean en nosotros, nos tengan confianza, lo que nos convierte en líderes. Este criterio aplica tanto para los clientes, aliados y empleados y cuanta persona vayamos conociendo. Por supuesto, esto es un ideal que se debe construir a conciencia y despacio.
7. Lógica creativa y pensamiento disruptivo
Para un emprendedor el entrenamiento diario está en el uso de su imaginación. En este caso funciona la frase de que el cerebro es como un músculo que cuando no se usa se atrofia. Así sucede para la mayoría de las personas cuando su mente entra en la zona cómoda del mundo de lo conocido.
La creatividad para un emprendedor-empresario no es una actividad que se hace, es un modo de vida en la cual su mente se mantiene en estado activo y permanentemente está en la búsqueda de nuevas maneras de hacer las mismas cosas o en hacer cosas totalmente diferentes.
Sin embargo, esta pulsión creativa no nace de cero, nace del conocimiento. Creatividad e inventiva no significan precipitación. Son el resultado de un proceso en el cual se investiga, se aprende, se informa, se estudia, se analiza y se resuelve.
En este sentido existe una nueva mirada sobre la improvisación, pues quien improvisa sobre lo que conoce es un genio y quien improvisa sobre lo que no conoce es un idiota. No funciona para el emprendedor el dicho de “hagámosle que en el camino me las invento”, aunque no es necesario tener toda la información sobre algo, sí es necesario tener idea sobre lo que se está haciendo. En este sentido debe quedar muy claro que creatividad y recursividad no son sinónimos del concepto de “viveza” como nosotros lo conocemos. No existen trampas ni atajos para lograr el éxito.
Es decir, un emprendedor empresario no necesita ser un “genio de la lámpara” o un mago que se saca las respuestas de la manga. No necesitamos sabérnoslas todas y de hecho, en ocasiones es mejor decidir que algunas cosas no las aprenderemos, pero aquellas que sí aprendemos las debemos aprender a fondo y a partir de allí, crear, inventar e innovar. Mejorar las cosas presentes es creatividad y presentar cosas totalmente nuevas es lo que conocemos como innovación disruptiva. Sin embargo, ambas ideas siguen conservando la vieja idea del empresarismo en el sentido de que el éxito es el resultado del 1 por ciento de inspiración y el 99 por ciento de transpiración.
8. Orientación al logro
Lo que cae del cielo es la lluvia, la nieve, el granizo, los rayos, los meteoritos, un satélite y alguno que otro pájaro. A no ser que el emprendimiento sea meteorológico, las ideas de negocios no nos llegarán por la divina providencia. Esto es algo que aprendemos a las malas, no existe esa suerte tan buena en la que una idea simplemente nos llegue y se materialice sin haber hecho nosotros una gestión. Un emprendedor empresario no espera a que las cosas sucedan, un empresario hace que las cosas sucedan.
La orientación al logro y a los resultados es la capacidad para actuar con velocidad y sentido de urgencia tomando las decisiones necesarias en el momento justo y necesario, con los parámetros establecidos para la obtención de los resultados esperados.
Esta capacidad tiene como exigencia y requisito indispensable un objetivo al cual apuntar. Sin él la persona se siente sin norte y se demorará para iniciar cualquier proceso. Estos objetivos deben ser metas estratégicas, grandes, ambiciosas y sostenibles, lo suficientemente retadoras y con suficiente premio en efectivo además del reconocimiento, por encima de los estándares, como para que un emprendedor empresario se motive a lograrlo. En este caso, dentro del marco de la ética y la ley, el sujeto hará lo que sea necesario para cumplir su cometido.
9. Capacidad de riesgo y de adaptación
Cada decisión que tomamos es un riesgo. Por pequeña que sea ponemos en juego fuerzas que pueden hacernos fracasar o triunfar. Es por eso que decidir asusta a la mayoría de las personas y muchas de ellas simplemente preferirían no hacerlo y dejarles la responsabilidad a los líderes. Cuando una persona normal se equivoca, pide disculpas y no pasa nada, cuando nosotros nos equivocamos, como en mi caso personal, se pierden compañías, capitales y colaboradores. Sí, claro que asusta.
Podría decirse, aunque no es totalmente cierto, que en contraste a las demás personas, el miedo y la incertidumbre es parte de nuestra cotidianidad. Lo cierto es que todos los seres humanos tenemos miedo e incertidumbre como parte de nuestra naturaleza; la diferencia está en que los emprendedores-empresarios somos más conscientes de este miedo y de esta incertidumbre y les hacemos frente.
En este sentido, la audacia hace parte de la vida del emprendedor empresario sin que esto signifique actuar de manera precipitada. Cada riesgo se calcula y se medita con todas las alternativas y consideraciones, en un tiempo óptimo y con resultados medibles.
10. Responsabilidad social personal
El emprendedor empresario debe estar consciente de que finalmente es una persona favorecida en un mundo lleno de desigualdades, desde esa perspectiva, siendo una persona que permanentemente genera riqueza, debe compartir con el mundo parte de lo que recibe, con la consigna de que en la medida en que su entorno mejore, también sus posibilidades y oportunidades mejoran. En este sentido, ser socialmente responsable, compartir una mejor calidad de vida para todos redundará en que el negocio sea también cada vez mejor. Esta es una lógica que para muchos empresarios podría parecer extraña y sin embargo lo que logra es construir un ecosistema de bienestar que nos favorece a todos.